Hace unos días encontramos un pequeño libro con un título interesante El mundo finito: desarrollo sustentable en el siglo de oro de la humanidad escrito por Carlos Amador, profesor e investigador de la UNAM.
De lectura fácil, con datos que conmueven e impresionan El mundo finito es un libro que recomendamos ampliamente.
Presentamos a continuación algunos subrayados de la lectura del mismo para motivar su lectura:
“El progreso parece no conocer límites y nos hemos acostumbrado a que lo que ayer se hacía con cierto esfuerzo, en cierta escala y con cierto costo, hoy se haga con menor esfuerzo, a mayor escala y salga más barato. Pero esa costumbre, solo respaldada por el induccionismo más elemental, está fatalmente infundada. En un mundo con límites, nada puede crecer indefinidamente” p.11
“En 1956, M. King Hubbert analizó conjuntamente los datos de reservas probadas, reservas probables, tasa de producción y tasa de descubrimiento de nuevos yacimientos para la industria petrolera en Estados Unidos, y llegó a la conclusión de que la producción crecería hasta alcanzar un máximo, luego del cual disminuiría continuamente” p.13
“El problema actual es que la actividad humana de los últimos 10000 años, pero con más importancia la de los últimos 300 años –de la Revolución Industrial para acá-, y aún más la de los últimos 50 años- a partir de la masificación del uso del motor de combustión interna-, ha establecido una serie de causas plausibles de un incremento en la temperatura global del planeta. Y, en los últimos años, hemos visto evidencia cada vez más clara de los efectos de esas causas” p.15
“El aumento en la actividad humana está asociado con el aumento en el consumo de todo tipo de insumos, y ahora empezamos a enfrentarnos con que ya no se puede aumentar, y, en algunos casos, sospechamos que ya no puede ni siquiera mantenerse en el nivel actual” p.25
“Es probable que hayamos ya alterado tanto el mundo, que la posibilidad de un regreso controlado al equilibrio y la sustentabilidad se nos haya ido de las manos. Aun así, la mejor arma que tenemos para controlar este fin de fiesta, esta terrible cruda, es la ciencia misma. El regreso a tiempos anteriores conocidos es imposible toda vez que el mundo ya no es el de hace unos cientos de años. El mundo del siglo XXI será radicalmente distinto a éste. Y será menos malo, si la vida incluye resultados de la ciencia y una tecnología de lo más sofisticada” p.26
“Según Smil, incluso los cambios que toman solo una generación no ocurren sino hasta cuando las condiciones necesarias están dadas. Si hoy contáramos con la tecnología necesaria para mantener nuestro consumo energético, ponerla en marcha tomaría decenas de años” p.29
“Hasta ahora, en el discurso común no se plantea todavía la posibilidad de que la situación a la que estamos llegando nos obligue a considerar cambios que no son adaptativos –reformadores, diría politólogo- sino disruptivos –revolucionarios, diría el mismo experto-: tendremos que abandonar la libertad de recorrer 100 kilómetros nomás porque sí, tendremos que abandonar el lujo de contar con energía eléctrica 24/7, o bañarnos cada vez que queramos o contar con un orden social estable la mayor parte del tiempo en la mayor parte de los lugares” p.30
“Por un lado, nuestro funcionamiento como país está sólidamente anclado en la modernidad de la economía globalizada” p.38
“Suspender la exportación de grandes cantidades de petróleo –por la razón que sea- obligaría a una modificación sustancias de nuestra forma de vida hacia una más pobre. Lo fundamental es reconocer que tarde o temprano vamos a suspender la exportación y vamos a vernos obligados a cambiar nuestra forma de vida hacia una más pobre” p.49
“Anticipémonos a un mundo sin petróleo, con 700 partes por millón de CO2 en la atmósfera, sin la abundancia de agua que hemos disfrutado en este siglo, con un clima más hostil, etcétera” p. 53
“La actividad humana sobre el planeta ha seguido un aumento exponencial, y todos los aumentos exponenciales son temporales en un mundo finito” p.94
“La historia ambiental del mundo en el siglo XX admite una división entre lo que ha pasado en los países industrializados y lo que está pasando en los países pobres. En muchas instancias –explotaciones mineras, madereras, usos de agua, industriales y pesqueros, prácticas de cultivo y de cría, contaminación de la atmósfera- la historia es semejante” p.129
“Los éxitos –siempre parciales- en el control de daños dan sustento a la idea de que la ciencia y la tecnología vienen a nuestro rescate, con soluciones eficaces, cada vez que la actividad económica nos mete en líos y ella misma pide auxilio. En la historia detallada de estos eventos podemos ver como los distintos gobiernos de estos países del primer mundo se hicieron de la vista gorda ante el desastre, en aras de adquirir una posición adelantada en el desarrollo de la industria en cuestión, lo que les permitió establecer y consolidar el dominio del mercado que habrían de explotar entonces y hasta ahora. Como si calcularan que cualquiera de estos problemas serían sacrificios aceptables en el camino del desarrollo. Alcanzada una posición de liderazgo se pudieron enfrentar algunos de aquellos problemas. Y en casi todas las instancias la situación actual ha mejorado” p.130
“Es imposible que el crecimiento ininterrumpido continúe indefinidamente. De todas maneras la racionalidad quiere causas. McNeill hace el recuento de las tres que se han ofrecido solas y en combinación: el aumento poblacional, el aumento en el consumo y la integración o globalización de la economía” p.132
“¿Por qué no estamos modificando ya, a toda velocidad, nuestros hábitos, para atenuar todas esas tendencias? ¿De dónde sale esa tendencia a creer que el mundo es infinito?” p.135
“Los responsables están ahí, “fatigando la infamia”. Y todavía peor, como dice Éric Assadourian que dijo Utah Phillips: “La Tierra no está muriendo. La están matando, y quienes la están matando tienen nombres y direcciones”. Los Midgleys, los Onassis, los Suhartos, pero también los miles de millones de personas comunes y corrientes que hacemos la que en nuestra individual e irrepetible circunstancia nos parece lo normal” p.136
“Nuestra civilización no se ve amenazada por el cambio global per se. Ni el par de grados centígrados de calentamiento que se pronostican para este siglo, ni el par de decímetros de aumento del nivel del mar, ni el incremento de la intensidad de las tormentas, ni la detección de la corriente del Golfo, ni la modificación de los patrones climáticos acabarán con la humanidad. Pero hay amenazas más severas. La disponibilidad de agua, la disponibilidad de energía –la imposibilidad de incrementar la producción de petróleo ante la demanda exponencialmente creciente-, la reducción de la superficie cultivable –la erosión de la capa de nutrientes-, son amenazas mucho más serias e inmediatas” p.146
Buen día me interesó mucho su artículo, de hecho me hizo pensar la parte que menciona que el regreso a una situación equilibrada y sustentable se nos haya ido de las manos. Creo que esa pequeña frase engloba todos los potenciales problemas que tenemos, además de los que se avecinan. Por otra parte la ciencia también es un factor crucial durante los siguientes años.
RENSO,
gracias por tu comentario. Es difícil encontrar el equilibrio, pero podemos intentar no afectar tanto. Saludos.