Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) apenas se reutiliza el 11% de las 86 mil toneladas de basura que se generan al día en el país. Una cifra que puede causar escalofríos y también una oportunidad desperdiciada de hacer negocios.
En México sucede un fenómeno curioso, al caminar por las calles del Centro Histórico encontramos en sus aceras cualquier tipo de residuos, excepto botellas de refresco, sí, aquellas que tanto mal hacen a la salud nacional.
Inoportunamente las vemos en sacos, carros de supermercado o bolsas de gente a la que llaman “pepenadores”, para ellos es una aventura ir buscando aquel polímero que les permitirá tener un sustento al menos por un día.
Hay diferentes escuelas para los pepenadores.
Los “Atrevidos”, que preguntan al transeúnte si seguirá usando la botella, lata de aluminio o cartón, ya que para ellos es una mina de oro. Cuándo se tiene hambre la pena es en lo que menos se piensa.
Los “Trotamundos”. Los fuertes rayos de sol, las lluvias improvisadas que azotan con furia, los insultos y desprecio de la gente, no los vencen. Van recorriendo cada rincón de la Ciudad intentando lograr su meta del día.
Los “Afortunados” aquellos que cuentan con una pequeña bodega o local. Reciben el material de sus colegas, lo clasifican, lo rechazan. Fungen como intermediarios para llegar a las grandes o pequeñas plantas de reciclaje. No sé si está bien llamarlos así, ya que padecen las mismas necesidades que sus camaradas.
Los “Caseros”, comparten pensamientos con los “Trotamundos”, pero la diferencia es que los “Caseros” tienen un lugar más decente dónde vivir, el juntar y vender los materiales es cómo una caja chica, ellos tienen otra ocupación.
Y, por último, “Los del basurero”, son los que más sufren. Aquella frase “La basura de un hombre es el tesoro de otro” es su día a día. Llegar el relleno sanitario y no saber con qué se encontrarán es parte de su rutina. Su peor enemigo, las enfermedades. Pero es una forma de vida.
Sin importar la corriente que sigan, directa o indirectamente ellos ayudan a limpiar esta Ciudad. Los problemas que le aquejan y más en épocas de chubascos.
Tal parece que sin el beneficio económico sería más difícil reciclar. Sería quitar el sustento de muchas familias que dependen de ello. ¿Qué sería de este país si reciclar no tuviera una representación monetaria?