El aroma a plástico es algo característico, los conocedores del tema pueden dar santo y seña.
Al entrar al recinto, una rara mezcla de sonidos, olores y colores indican el inicio de la PlastImagen 2019 en la hermosa pero complicada Ciudad de México.
La reseña procura ser romántica para aquella vieja escuela, pero desgarradora para quienes van empezando en el rubro.
Primer día, las consecuencias son evidentes.
Memorias de la edición que se celebró en 2016, en las cuales los pasillos del estacionamiento, salas y escaleras estaban por reventar desde el primer día, no se vieron reflejadas en esta ocasión
Algunas de las escenas más frecuentes era ver stands vacíos y expositores aburridos, sugiriendo al tiempo avanzar más rápido para evadir el desánimo.
Muchos argumentan que la ausencia de la gente es por “ser martes”, día irrelevante en la semana. Otros mencionan las recientes prohibiciones a las bolsas, popotes, etc., provocando la falta de interés en los polímeros.
Quitando los tintes negativos, resulta impresionante ver maquinaria de inyección o extrusión trabajar.
Máquinas gigantes con dimensiones con al menos 5 metros de largo, 2 de ancho y 2 de alto, automatizadas o semi automatizadas son utilizadas para obtener un pequeño plato “taquero” cuyo valor en el mercado no pasa de los 10 pesos mexicanos.
Impresiones 3D, bolseadoras, inyección, rotomoldeo, reciclaje, resinas, aditivos y servicios acaparan los stands de la PlastImagen 2019 con personal capacitado en su respectiva área.
Segundo día, la situación mejora, pero no lo esperado.
La segunda cita fue un trago agridulce, el panorama no fue diferente.
Un colega nos comentaba lo caótico que se tornaba el estacionamiento. Los sonidos del claxon y gritos de personas eran similares. El recinto, a pesar de ser uno de los más grandes de México, no daba abasto a los miles de visitantes.
Dentro de las 4 salas, el flujo de personas fue mejor comparado con el día anterior. Pero lo que parecía abandonada, era la sala que se encontraba en el primer piso, en el llamado “Pabellón Chino”.
Vecinos de stand comentan que hubo muchos cambios y cancelaciones de último momento, atribuidos a la situación que se respira en la industria del plástico.
Tercer día, rostros felices y cambio de actitud.
El ambiente se tornaba en una gama de grises. Una tarde nublada, los expositores temían un tercer día somnífero.
Al dar un recorrido por los pasillos, al transcurrir las horas, se notaba mejoría.
Se escuchaba un léxico conocido. Palabras cómo cotización, capacidad, tiempos de entrega, origen, costos, etc.
Los stands pareciesen regalaban algo, así era.
Piezas inyectadas, platos, vasos, cestas, cernidores y contenedores se notaban apretados en las bolsas de los muchos asistentes que sólo buscan uno o más souvenirs del evento.
Se observaba a expositores dar con placer información sobre la maquinaria, productos o servicios que tenían en pantallas, mesas o muestras.
Por fin se notaba el ambiente tan deseado en la PlastImagen. En el caso de Recimex, estuvimos asesorando a los clientes que tenían interés en empezar un negocio de reciclaje de plásticos.
Cuarto día, despedida sin algo definido.
El último día dejo más dudas y preguntas que respuestas. El futuro a corto plazo quita muchas curvas del rostro.
Los productos elaborados con plásticos son de uso diario, en algunos casos son utensilios que pueden definir vida o muerte, o bien, que la tarde sea lo más agradable posible.
Una clausura sobria, parecían tener prisa en terminar la edición del 2019.
¿Prohibir o hacer un buen uso? El debate que sostienen los ambientalistas y los enamorados de los plásticos parece no tener fin.
Para Recimex fue un gusto trabajar con nuestros socios comerciales y brindar asesoría en reciclaje de plásticos, nos vemos en la próxima PlastImagen.